Soy un grave error

Me advirtieron sobre ti, decidí creer fielmente en que podría salvarte.  
Si fallaba en el intento, podría aprender del proceso.  
Sé que tu corazón dejó de palpitar hace dos siglos atrás, pero si me acerco a tu pecho, es como si pudiese escucharlo, solo hace falta prestar atención.
Me gustaría poder traerte al presente, traerte a mi lado. 
Me gustaría liberarte de ese lugar tan oscuro que te atormenta, han pasado dos siglos y aún no te olvidas de lo ocurrido. 
Me gustaría poder ver qué tanto oscurece tu bella mirada, quitar ese velo de nostalgia que no me deja observar más allá de tus profundos ojos.
Tu presencia me trae un poco de poesía y belleza.
“Recuerda que vamos a morir”, exclamaste. 
Lamentablemente no sabías que me destrozaste con tu mirada fría e inundada de decepción, desde esa noche, ya nada fue lo mismo. 
Pareces resignarte a quedarte entre tus tinieblas, lo entiendo, no quieres ser rescatado, y yo no puedo obligarte. 
Por más que quisiera salvarte, es tu palabra contra la mía. 
Lo dejaste tan claro, sigues atormentado por tu pasado, pero, ¿qué carajos puedo hacer? 
No quiero quedarme aquí a esperarte, no soportaría verte sufrir en las tinieblas. 
Es mejor que me aleje de ese lugar, lo antes posible.  
Te entregué todos mis años, creí que cumpliríamos todas esas promesas juntos. 
Me comunicaron: "Ten cuidado, él no es un buen chico para ti. Está irremediablemente roto". 
No me importó, creí que podría unir todas tus partes. 
Me enamoré, me ilusioné. 
Juntos siempre todo funcionaría. 
Te daré lo que quieras de mí. 
Si es necesario, sacrificaría mi vida y plenitud, para tu eterno descanso.


- </3 

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

¿Qué sabor tienen los sueños?

Cuentos

Amor y poesía